A LA FLOR DEL ALBA

Compositor: 
Roque Jacinto de Chavarría
Fecha Compositor: 
1688-1719
País de origen: 
Bolivia
Autor de la letra: 
Sor Juana Inés de la Cruz

virgen de guadalupeRoque Jacinto de Chavarría es natural de Chuquisaca (Bolivia) ciudad que posteriormente pasó a denominarse La Plata hasta el año 1825 en que adquirió el nombre actual de Sucre. Chavarría, hijo natural de una mestiza, ingresó en la capilla musical de la cate­dral de La Plata en 1695, a poco de fallecida su madre. En líneas generales, su carrera corresponde a la de sus contemporáneos: cuando cambió la voz, en 1704, continuó trabajando para la catedral, ahora en plaza de músico. Su voz de adulto, sin embargo, no mantuvo las cualidades especiales que pueda haber tenido de niño. Aprendió, pues, a tocar el arpa y el violón. En esta época debe haber vivido en el Seminario y desarrollado estudios regulares para el sacerdocio en la universidad de San Francisco Javier; llegó a obtener el título de bachiller en artes y tomó las órdenes mayores (que habilitan para decir misa). Al mismo tiempo, estudió contrapunto y composición con Araujo. Ni su formación general, ni su dominio de la técnica compositiva de la época muestran fisura alguna: resultado, en parte, de la extraordinaria cali­dad de la enseñanza que los jesuitas impartían en la universidad, y en parte del celo didáctico de Araujo.

No llegó a cumplir 32 años. Es posible que se lo llevara una tremenda epidemia especialmente entre los indígenas, a lo largo de Sudamérica, de Buenos Aires a Cuzco. La música que se conserva era parte del repertorio del maestro de capilla que asumió el cargo en 1717, Juan de Guerra y Viedma, quien en realidad disfrazó el nombre de los verdaderos autores de sus obras por medio de un código secreto de iniciales. Como resultado, la inmensa mayoría de las piezas de Roque Jacinto de Chavarría terminaron catalogadas entre los anónimos. Para identificarlas fue necesario descifrar el código, estudiar la caligrafía, el papel, y el estilo de las composiciones.

La obra de Chavarría (se conocen unas cincuenta composiciones) dedica al menos ocho piezas a la Virgen de Guadalupe, todas ellas fechadas en torno a 1718. Hay entre ellas megavillancicos de singular brillo (Oigan las fiestas de toros, Toquen alarma), un par de piezas más livianas (A la flor, Silgueritos risueños) y varias paráfrasis del Salve o las Letanías Lauretanas bilingües, latín-castellano — un género de particular desarrollo local, que incorporaba citas de los textos latinos o la música gregoriana en composiciones vernáculas tipo villancico.

Desde su introducción en 1602, la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe en la ciudad de La Plata asumió un papel central en la vida de la ciudad. La imagen de la Virgen de Guadalupe es por supuesto española, pero adquirió carta de ciudadanía platense, al punto que en 1718 era —y es todavía hoy — la principal de las fiestas locales. La Guadalupe sudamericana tiene en común el color oscuro de su tez, lo que permitió a los indígenas identificarse con ella de manera casi automática, que era uno de los propósitos originales de la iglesia católica en su proceso de evangelización.

En el texto se hace referencia a los "seises". La palabra seises (plural vulgarizado del número seis) se usaba para designar a los seis niños cantores que formaban el coro para los actos de liturgia solemne. De su existencia dan fe testimonios escritos desde el siglo IV si bien las referencias en que se denominan y describen como tales son del siglo XVI. Son muy populares los "seises" de la Catedral de Sevilla, niños cantores que en número de seis (más tarde diez) ejecutan una danza sacra, y que en esta ciudad está ligada a la fiesta del Corpus.

En esta canción que nos ocupa aquí, A la Flor del Alba, el texto se refiere a los niños del coro cuando se canta la copla "Los seises alegres de esta Santa Iglesia celebran, Señora, a voces tu fiesta...". Probablemente tal villancico debió interpretarse una vez terminada la ceremonia religiosa dentro de la catedral, en un ejemplo de lo que fue el barroco en América, de esa simbiosis entre la iglesia y plaza, entre el espacio sacro y el popular, cuando los fieles salían a la plaza y comenzaba la fiesta: un día podía ser un baile, una corrida de toros, otro, la representación de una comedia. En el caso de la flor del alba bien podría haber correspondido a una comedia.

La letra corresponde a un villancico escrito por la poetisa y monja mexicana Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695) autora prolífica de conocidos autos sacramentales y varios poemas de índole amoroso.

Letra Original: 

A la flor del Alba de la Plata la Reina,
damos parabienes como gente recia
porque la miramos de esta concha perla

Estribillo:
¡sea bienvenida, bienvenida sea
a ser de La Plata la flor y la perla!

Coplas:

1: Los seises alegres de esta santa Iglesia
celebran, Señora, a voces tu fiesta
estribillo
2: Es un panalito de alcorza la perla,
y nosotros somos todos sus abejas
estribillo
3: Viva como el Fénix que, con tal Maestra,
será para seises colación entera
estribillo

Actividad: 
Actualmente fuera de programa
Año en que se montó: 
2013