DULCE JESÚS MÍO
Durante los 80 años de presencia de los misioneros jesuitas entre los indios Chiquitos (1691-1767) tuvo lugar un intenso y acelerado desarrollo de la formación musical de los aborígenes dejando, en el momento de su expulsión en 1767, una importante colección de manuscritos musicales producidos por compositores y copistas de las antiguas misiones (reducciones) de San Rafael y Santa Ana de Chiquitos.
La Chiquitanía es el nombre de una extensa llanura de América del Sur ubicada entre el Gran Chaco y la Amazonía, en el extremo sudeste de Bolivia, abarcando gran parte del este del departamento de Santa Cruz de la Sierra y zonas colindantes en Paraguay y Brasil.
En su casi totalidad la música contenida en dichos manuscritos era de carácter sagrado, para su uso en la liturgia cotidiana de la iglesia católica. En particular la liturgia de la misa tuvo composiciones verdaderamente variadas y espléndidas, casi todas arregladas para coro polifónico (soprano, alto, tenor y bajo) acompañado de dos violines y bajo continuo.
Los textos que acompañan a esta música sacra son frecuentemente en castellano, pero a veces incluye párrafos completos en chiquitano (la lengua hablada por la población indígena chiquitana). Las palabras en chiquitano no son fáciles de pronunciar ni de traducir.
El chiquitano que actualmente se habla y se enseña en las escuelas indígenas de la zona es en realidad un estructura lingüística reformada, realizada recientemente con vistas a unificar y revitalizar esta antigua lengua que aun permanece viva en su uso oral, aunque muy modificada con el paso de los siglos, y que al no disponer de los necesarios registros escritos se puede suponer que hay muchas diferencias en relación a cómo se habría pronunciado este himno cantado en las misiones jesuitas en el siglo XVIII.
Es importante destacar la figura del musicólogo, organista y sacerdote polaco Piotr Nawrot, nacido en Poznan en 1955 y estudioso de la música de las Reducciones Jesuíticas de la Antigua Provincia del Paraguay. Luego de su ordenación se estableció en el Paraguay, donde trabajó como misionero en Santa María y Encarnación. Desde 1994 trabaja en La Paz (Bolivia) donde ha realizado numerosas transcripciones de música jesuítica y publicado entre otros dos trabajos de investigación muy reveladores: “La música de vísperas en las reducciones de chiquitos de1691-1767” y “Indígenas y Cultura Musical de las Reducciones Jesuíticas”.
La traducción que ofrecemos en esta misma página se debe a la mano del padre Nawrot según hemos podido contrastarlo en sus escritos.
La letra de este himno barroco, originario de las misiones jesuíticas de la Chiquitanía, está escrito en su dos primeros versos en castellano y los cuatro siguientes en lengua chiquitana.
Dulce Jesús mío, mirad con piedad mi alma perdida por culpa mortal
Llorad ojos míos, llorad sin cesar, a Dios ofendido con mi mal obrar.
Yyaî Jesuchristo, apoquîrui, itacu niyucîpî ninahît’ zobi.
Apoquîrui, oxooxî iñemo, chenaucopî caîma ninahîtî zobi.
Azazatî iñemo, ñoocatî aemo, achee na gracia mo noxima zobi.
Acheito noxima nizooncobo, miyazar aicarî ta naeza ape.
Dulce Jesús mío, mirad con piedad mi alma perdida por culpa mortal
Llorad ojos míos, llorad sin cesar, a Dios ofendido con mi mal obrar.
Señor Jesucristo, ten piedad de mí, mi alma perdida por culpa mortal.
Ten piedad, estoy arrepentido, sin querer te he ofendido.
Mírame, en Ti confío, concédeme tu gracia para que yo sea bueno.
Concédeme una buena muerte, y así podré contemplarte en el cielo.