DULCE EMBELESO
El bolero cubano desde su inicio fue una expresión lírica vocal originada de los trovadores cubanos en las serenatas, con un acompañamiento conocido del cinquillo en forma rítmica armónica que constituye la base del danzón y que con anterioridad se hallaba en la contradanza y danza cubana. Miguel Matamoros que fue uno de los músicos que más influyó en la popularización del bolero (Juramento, Dulce embeleso, y Lágrimas negras). Cuando el bolero se fusionó con el son se produjeron dos variantes: el bolero soneado y el bolero son. En el primero se produce la unión de la lírica vocal del bolero con el ritmo del son en el sexteto y el septeto con una base polirritmica acompañante. Se canta a una o dos voces (prima y segunda) y con el ritmo y acompañamiento de son. En el segundo, el bolero son, se produce la fusión genética de ambas. Esta innovación aparece en el repertorio del famoso trió Matamoros con la obra Lagrimas negras (letra y música de Miguel Matamoros) introduciendo el montuno sonero al final del bolero.
El beso de tu boca tentadora
que me diste embriagada de ilusión,
yo lo guardo como llama animadora
en el fondo de mi pobre corazón.
Me parece que aun siento el mismo beso
en mis horas de ensueño resonar
y el recuerdo de aquel dulce embeleso
me consume hoy la vida de pesar.