TARTA DE MANZANA RELLENA DE... MANZANA
Pues sí. Un curioso invento que se le ocurrió a mi sobrina Cristina y que me propuse darle forma real. Es una especie de híbrido entre la tarta de manzana tradicional, el american apple pie y el apfelstrudel. El caso es que el resultado ha sido un éxito y es muy muy fácil. para todas las manos, incluso las de los que no somos especialistas en repostería. Es ideal para consumir todas esas manzanas que en septiembre tienes de golpe en tu manzano, o te las regala quien tiene manzanos, si tú no tienes (Receta dedicada a África y Ángel)
- 400 gr. de harina
- 100 ml. de aceite de oliva virgen extra
- 100 gr.de azúcar
- Una pizca de sal
- El zumo de dos naranjas (medio vaso)
- 50 gr. de mantequilla
- Seis u ocho manzanas, dos para la parte superior de la tarta y el resto para la compota.
- Opcional: gengibre y canela (yo he utilizado gengibre fresco y canela en rama)
Hay que hacer dos cosas previamente. Una es preparar una compota de manzana, caso de que no la tengas ya preparada. Es tan sencillo como pelar las manzanas, cortarlas en trozos y echarlas en una cazuela, añadiendo una par de cucharadas de azúcar y un poquito de agua. También suele ser buena idea poner la corteza de un limón (que al final se retira) Personalmente yo prefiero hacer la compota incluyendo la piel de la manzana, pero eso va en gustos. la piel le da más consistencia y aporta pectina. Sin piel la compota queda más acuosa.
Lo otro previo es la masa para la tarta. Más sencillo no puede ser. En un bol se pone la harina (preferiblemente tamizada con un colador fino), se añade una cucharada de azúcar y la pizca de sal. Se le da una vuelta con la cuchara de madera y le añadimos el medio vaso de aceite de oliva virgen extra y el medio vaso de zumo de naranja. Si no tienes a mano naranjas puedes poner en su lugar simplemente medio vaso de agua. No vas a notar demasiada diferencia porque el sabor lo aporta realmente la manzana. Das unas vueltas con la cuchara de madera para que se mezcle todo, pero sin menearlo mucho. Solo unas vueltas. Es el momento de sacar la mantequilla del frigorífico (es necesario que esté dura) y con el cuchillo partirla en pequeños trocitos del tamaño de garbanzos. Se añaden al bol y se mezcla todo con suavidad. Se pasa con las manos a un tuper y se mete en el frigorífico la masa durante una hora.
Y ahora ya solo queda ponerlo todo en el molde y al horno. Procederemos de la siguiente manera: Si tienes un molde de cerámica, como el de la foto, es lo ideal. Echa unas gotas de aceite encima y con los dedos extiéndelo por todo el molde. Sacamos la masa del tuper, echamos un poquito de harina sobre la encimera limpia, y ponemos un poco más de la mitad de la masa. Con el rodillo de cocina extendemos la masa dejándola muy fina (unos 2 mm). Le damos una forma más o menos redondeada, un poco mayor que el diámetro del molde. Lo cojemos con cuidado, con las dos manos, y lo ponemos sobre el molde. Si se rompe un poco durante la maniobra no te preocupes. Una vez dentro del molde, vete adaptando con los dedos a los bordes interiores y que llegue a rebosar un poquito. Si hay alguna parte rota lo retocas con los dedos, incluso si fuera necesario añades un poco más de masa del otro montón que has reservado. Con el resto de la masa vuelves a a hacer con el rodillo una lámina del ancho del molde.
A continuación echamos la compota dentro del molde. En este punto yo le he añadido unas láminas de gengibre fresco. También puedes echar gengibre en polvo o no echar nada. Tomamos la lámina de masa con las dos manos, la depositamos sobre la compota y con cuidado unimos los bordes de las dos láminas, cerrando así el relleno de compota. Con un tenedor pincha la parte superior en varios sitios..
Pones el molde en la parte alta del horno, que ya tenías precalentado unos minutos antes a unos 100 grados, y subes el termostato a 220 grados. A los 15 minutos echas un vistazo para comprobar que la parte superior está empezando a dorarse. Es el momento de pelar dos manzanas, cortarlas en rodajas no muy gruesas y las ponemos cubriendo toda la parte superior de la tarta. Y finalmente echamos el azúcar cubriendo la manzana. Como toque final yo le he espolvoreado unos trozos de canela en rama por encima.
Llevamos el molde de nuevo al horno y lo mantendremos durante otros 15 minutos. Normalmente la tarta deberá estar lista en unos 25 o 30 minutos en total.