Miguel Matamoros nace en Santiago de Cuba el 8 de mayo de 1894 en el popular barrio Los Hoyos, en la calle San Germán # 115 entre Gallo y Matadero.
Desde niño tocaba la armónica y la guitarra; a la par de los múltiples oficios que desempeñó durante su primera juventud como chofer, carpintero, monaguillo de la Iglesia del Cristo, fabricante de losas, alfarero, entre otros, de manera autodidacta se adentró afanoso en el aprendizaje de la guitarra.
A la edad de 15 años, y manteniendo su afición por este instrumento musical empezó a tocar en el tono La Mayor que le enseñó Ramón Navarro, compañero de trabajo en el aserrío. Una vez más, lo que sabía lo aprendió en la calle con los amigos dando serenatas y amenizando fiestas populares en los barrios de su pueblo natal.
No obstante, el primer instrumento musical que lo señaló como intérprete en las actividades en que participaba, así como recaudando la propina para ayudar a su familia, fue la armónica o filarmónica como muchos la conocen y luego la corneta china, esta última tan conocida en los carnavales de Oriente, que tocó a petición de Rita Montaner (cantante) (Guanabacoa, La Habana 1900 – La Habana 1958) en una de sus actuaciones años más tarde en el Cabaret Montmatre, cuando estaba dedicado por completo a la vida artística.
En 1910, con 16 años de edad, compuso su primera pieza musical: un bolero que tituló El Consejo. A partir de entonces realizaría muchas otras obras hasta llegar a alrededor de 198 donde se incluirían boleros, sones, pasodobles, habaneras y polkas, entre otros. Se dice que el único género en el que no incursionó fue en la rumba, en su modalidad de guaguancó.
Cantando y rasgando la guitarra se fue adentrando cada vez más en el mundo artístico, penetrando al mundo de la trova. Aprendió de los grandes maestros de la trova tradicional cubana entre ellos José «Pepe» Sánchez (Santiago de Cuba 1856 – 1918), Sindo Garay (Santiago de Cuba 1867 – La Habana 1968), Alberto Villalón (Santiago de Cuba 1882 – La Habana 1955), entre otros.
En 1912 hizo su primera presentación pública en el teatro Heredia de Santiago de Cuba. Se unió, en 1925, a Siro Rodríguez y Rafael Cueto, dando origen al renombrado Trío Matamoros. Se dirigió, al frente de su trío, dos años mas tarde a New York, donde obtuvo éxito grabando discos. La situación socioeconómica y política que existía en la Cuba del gobierno de Alfredo Zayas, hizo que Miguel Matamoros se trasladara a la capital en 1922, en busca de mejoras económicas. Aquí participó en tertulias, serenatas, presentaciones en teatros, etc. Su paso por La Habana marcó el inicio de su desarrollo artístico. En 1923 se grabó una de sus obras mas conocidas: «Mamá son de la loma», son que fuera grabado por tres sellos discográficos en tres tipos de formatos diferentes: «Mamá son de la loma» por el sello Columbia (Co –2041-X) con el Dúo Pablito y Luna, grabado el 9 de Julio de 1923; Al son de la loma por el sello Victor (Vi – 73883) con matriz G-2950 con el Cuarteto Cruz, grabado el 3 de Septiembre de 1923; Al son de la loma por el sello Brunswick (40073) con el Trío Villalón, grabado el 26 de Septiembre de 1923.
Hay que aclarar que aunque la obra aparezca con diferentes títulos se trata de la misma pieza musical, solo que antes se le titulaba según el verso de la primera estrofa de la canción o del estribillo de la misma.
El Son en los primeros años de la década del 20 no tenía gran aceptación, era considerado «música de barracón», «marginal», «cosas de negro», no podía ser tocado, ni escuchado en sociedad.
Entre los años 1925 – 1930, el Son cobró mayor auge, época que muchos consideraron la época dorada del Son Cubano, gracias al desarrollo de la industria discográfica y de la radio, lo que sirvió para difundir universalmente esta música.
De regreso a Santiago de Cuba, Matamoros incorpora el 8 de mayo de 1925 en el Trío Oriental a Siro Rodríguez (1899) como segunda voz, génesis de lo que después sería el famoso TRÍO MATAMOROS.
Como guitarrista y voz prima, Miguel Matamoros tenía gran seguridad en el punteo, buen gusto y singular sentido del ritmo y el fraseo. Grabó para la casa discográfica RCA Víctor, y sus sones más populares fueron Mamá, Son de la loma (“son de la loma y cantan el llano” donde “la loma” aludí a Santiago de Cuba y “el llano”, a la Habana); El que siembre su maíz, y el bolero-son Lágrimas negras.
El modo de hacer guitarristico del Trío Matamoros se caracteriza por un rayado sumamente expresivo y el tumbao que realizaba Cueto en el acompañamiento, consiguiendo de este modo una polirritmia. A esto habría que agregar los pasacalles que creaba Miguel de un estilo particularisimo y de un exuberante sabor criollo.
Con sus compañeros recorrió toda América y muchos países de Europa. Autor de Boleros y sones: Lagrimas negras, Juramento, Reclamo místico, Mariposita de primavera, Mientes, Triste muy triste, Olvido, Mama son de la loma, El que siembra su maíz,. Que te están mirando, Alegre conga...
También compuso canciones y boleros (Reclamo místico, Juramento, Mariposita de Primavera, Mientes, Triste, muy triste, Ovidio ), Congas y guarachas. Compositor de ideas frescas, ritmo elocuente y buen gusto profundamente cubanos, hizo que su música fuera una de las más genuinamente populares, síntesis de cubanía.
Anécdota
“El paralítico yo lo compuse allá en La Habana en 1930. Lo hice porque en ese tiempo no se hablaba en Cuba de otra cosa que de un médico español llamado Fernando Azuero, que curaba la parálisis. El procedimiento que él usaba era inyectar un nervio que tenemos aquí en la nariz, que se llama trigémino, extirpándolo; y decían que con ese tratamiento se curaba la persona que estaba paralítica.
Pero resulta que yo conocía a un billetero de la plaza del Vapor, llamado Raúl Núñez, que era paralítico y que se trató con el Doctor Azuero, y nada, a los tres meses seguía inválido igual. Luego me enteré de tres casos mas: dos hombres y una mujer que se habían tratado con Azuero y no se habían curado. Pensé entonces que eso de la cura era un truco, y compuse el son: El Paralítico”
EL PARALÍTICO
VEINTE AÑOS EN MI TÉRMINO
ME ENCONTRABA PARALÍTICO
Y ME DIJO UN HOMBRE MÍSTICO
QUE ME EXTIRPARA EL TRIGÉMINO.
Luego en el estribillo digo:
SUELTA LA MULETA Y EL BASTÓN
Y PODRÁS BAILAR EL SON.
Anécdota
En el año 1930 Matamoros viajó a Santo Domingo. Allí se hospedaba en la casa de Huéspedes de Luz Sardaña. Un día en que oyó los quejidos de una mujer desde unos de los cuartos de la casa preguntó a Luz por qué lloraba aquella mujer de forma desconsolada.
Ella le respondió que su compañero la había abandonado por otra. Allí mismo Miguel inspiró este bolero-son.
LAGRIMAS NEGRAS
AUNQUE TU,
ME HAS DEJADO EN EL ABANDONO
AUNQUE TU,
HAN MUERTO TODAS MIS ILUSIONES
EN VEZ DE MALDECIRTE CON JUSTO ENCONO
EN MIS SUEÑOS TE COLMO
EN MIS SUEÑOS TE COLMO DE BENDICIONES
SUFRO LA INMENSA PENA DE TU EXTRAVÍO
SIENTO EL DOLOR PROFUNDO DE TU PARTIDA
Y LLORO
SIN QUE SEPAS QUE EL LLANTO MÍO
TIENE LAGRIMAS NEGRAS
TIENE LAGRIMAS NEGRAS COMO MI VIDA
Lágrimas Negras es la obra que marca el afianzamiento de esa tercera variante de la trova cubana, la cual se caracteriza por expresar el constante elemento temático procedente del tango bonaerense, que posteriormente a la Primera Guerra Mundial se extendió con amplitud por Europa y nuestra América en cierta competencia con el Jazz y sus sucedáneos y la música cubana.
Durante 35 años de actuaciones y trabajo creador, el Trío Matamoros mantuvo su estilo musical con la misma frescura y alegría del primer día, así como su vigor interpretativo con el toque de cubanía que llegaba de manera sensible a todas las esferas de la sociedad.
Su melodía conmovió al pueblo sencillo del cual salieron estos tres trovadores, logrando el reconocimiento, el respeto y la admiración que universalmente se ganaron.
No sólo interpretaron sus obras; también incluyeron en su repertorio las de otros compositores y que fueron éxitos como El desastre del morro Castle de Leopoldo González, «Frutas del Caney» del compositor Félix Benjamín Caignet «Salomón» (San Luis 1892 – La Habana 1976), «Oriente, cuna florida» de Emiliano Brizuela Ponciano, «Cuidadito, Compay Gallo» del compositor, cantador y guitarrista Benito Antonio Fernández Ortiz, más conocido por Ñico Saquito (Santiago de Cuba 1902 – La Habana 1982), entre otros.
Igualmente, poco no son los intérpretes que acogieron la obra de Miguel Matamoros en el ámbito internacional: José Feliciano, Pedro Vargas, Sarita Montiel, grabaron algunas de sus canciones logrando grandes éxitos internacionales.
En Cuba, todo el pueblo reconoce su obra, la invocan para amenizar tertulias o fiestas populares, o simplemente para recordar al Trío Matamoros.
Pasó a retiro en 1960 y residió por un tiempo en Regla, junto a su única hija hembra Seve Matamoros y su esposa Juana María Casas, "La Mariposa" de la cual se divorció y se fue a residir a Santiago de Cuba con un viejo amor de juventud, Mercedes, "la santiaguera de mi amor", casado con ella hasta su muerte.
Miguel Matamoros a pesar de nunca abandonar la tierra que lo vio nacer, nunca simpatizó con el gobierno castrista, nunca hizo una manifestación publica de apoyo al gobierno cubano... murió en su ciudad natal el 15 de Abril de 1971. Su sepelio constituyó una gran manifestación popular que acompañó hasta el cementerio de Santa Ifigenia los restos de este inolvidable trovador santiaguero que nos dejó su obra como herencia de tradiciones. |